miércoles, 3 de octubre de 2007

El eterno ying yang



Dice el arcángel Miguel a través de Celia Fenn (sí, ya sé que esto suena muy raro, pero ye lo que ye) que somos seres de luz aventureros. Tan aventureros que decidimos abandonar el divino equilibrio para descender a esta dimensión a causa de nuestra elección por el libre albedrío, perdiendo en ese viaje nuestra añorada perfección para convertirnos en simples humanos desequilibrados e inmersos en el sistema dual femenino-masculino. Dice que al entrar en esta dimensión más densa creamos la presente energía de conflicto con todas sus consecuencias, entre ellas el conflicto generalizado entre lo masculino y lo femenino. Llegó un momento en que lo femenino fue de alguna manera desconectado de la energía total, y perdió la batalla para ocupar el puesto que hasta ahora la historia le ha otorgado. Una de las consecuencias de esto sería la misma conciencia de víctima de la mujer. Pero en el fondo nada de esto es real, pues todos somos seres llenos de luz. Parece que a partir de ahora todo esto va a ir cambiando y de alguna forma recuperaremos el equilibrio.
-Imagino alguno os preguntaréis qué cosas raras ando leyendo. No os preocupeis, mi mente científica siempre me dará la lata, no es más que otra investigación.-
Mientras tanto, yo, mujer, mundana y al menos para mí, real como la misma materia (dejaremos la mecánica cuántica para más adelante) no tengo conciencia de víctima pero sí en ocasiones tengo sentimientos de vulnerabilidad. Es real que una espalda fuerte y unas manos calientes hacen sentir cierta seguridad frente a los inconvenientes que el devenir pueda traer; casi tanta como la despensa y la leñera llenas. Hay días en los que las labores rutinarias se me hacen grandes y pesadas, hay momentos en los que siento que sola no puedo contra el mundo entero. Este es ese tema que decía, dependencia e independencia.
Hago lo que me gusta y vivo de la forma que elijo vivir, convirtiéndome a la vez en una esclava de mis mismas decisiones. Sufro cuando el cuerpo no me responde y no me permite llevar a cabo tantos planes…Me estreso con mis propias auto-imposiciones y me cuesta liberarme de ellas, aunque ya voy cogiéndole el truquillo. Y sobre todo me pregunto tantas veces si seré capaz SOLA de salir adelante en el camino que yo misma elegí o tendré que seguir transigiendo, como en tantos aspectos de mi vida. ¿Acabaré viviendo en un piso con calefacción y ascensor, donde todo sea más sencillo? Antes de llegar hasta ahí mucho tendría que llorar. A pesar de todo sigo siendo muy cabezona y el burro en el que voy por la vida, aunque incómodo, es difícil de abandonar, porque no deja de resultar simpático e incluso encantador.
Entonces, la otra cara de la moneda, el hombre, aparece y me da cierta seguridad, cierto empuje hacia delante (vamos, guapa, que tú puedes) y allá voy yo feliz, con infantil inocencia, hacia delante, en el que creo es mi camino, y creyéndome del todo independiente. Luego llegan otros tiempos y de nuevo habla el hombre y entonces dice “me voy, guapa, tú sigue que tú puedes”. Y el mundo se tambalea, ya no sé si puedo, me embarga la tristeza y se me acumula otra pérdida en el gran montón de las pérdidas de la vida. Parece ser que este montón no es como la papelera del ordenador, que se puede vaciar de vez en cuando, este tiene la capacidad de amontonarse, por definición.
Pasa el tiempo y de nuevo conmigo misma, sigo yendo hacia delante, porque por supuesto que puedo, y de otra forma soy feliz y estoy completa, y no necesito de la otra cara para nada, pero este momento, como todos los momentos, es pasajero y volvemos a empezar la rueda. Supongo poco a poco voy aprendiendo o al menos eso me gusta creer y más decir.
Así que este es el eterno tema, la felicidad, la independencia y el devenir en constante movimiento. Mientras todo esto, no os olvidéis de disfrutar. Muchos besinos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedo sin palabras, solo puedo decir: que me molesta la guerra de sexos, comparar necesidades fisicas con n.emocionales y que escribes muy bi�n, pero no me entero de que es lo que quieres decir exactamente, s� se me ocurre pensar al igual que Sigmund Froid tras estudiar el alma femenina durante a�os �que quiere una mujer?...

Lukosh dijo...

También a mí me gusta cómo escribes... Aunque no comparto, en este caso, tu posición.

Para mí, ese “hombre” que da seguridad también la quita... Es cuestión de elegir qué “inseguridades” o “dificultades” prefiere uno (en tu caso una): si las de la independencia sola o la independencia en pareja o la dependencia sola (de los demás que no son la pareja) o la dependencia en pareja (de la pareja y/o de los demás).

La independencia o la dependencia, para mí, es un estado mental... no necesariamente vinculado a estar en pareja o no.

Besitos y felicità

lauritalafantastica dijo...

Bueno, no tengo tan claro que seaq una cuestión de libre elección, más bien una ardua tarea de trabajo personal.Digo en el texto que el hombre da "cierta seguridad" y que luego la pierdo y de nuevo en soledad la recupero dentro de mí. Además quizás no hablemos de la misma seguridad, pues no es sólo la personal sino también la física, en caso de necesitar de la fuerza para algunas tareas básicas de la vida cotidiana.
Pero al fín y al cabo lo que quería era suscitar debate y lo he conseguido.
Muchos besitos.

Lukosh dijo...

Jes, jes, he caído en una "trampa suscita-polémicas"

lauritalafantastica dijo...

No te creas, no es tanto una trampa, es que yo polemizo conmigo misma y a veces busco opiniones encontradas para desencontrarme o al revés... no sé...