los lunes es tan difícil escribir… me resulta incomprensible, con lo dormida que yo vengo a la oficina, que no tengo ganas de hablar con nadie hasta por lo menos las doce y media, y entonces la actividad más adecuada para mi estado es leer o escribir sin levantar la cabeza, sin mirar al resto de compañeros. Y ellos como si estuvieran de fiesta, ya a las nueve de la mañana una marcha tremenda, unas ganas de charlar y de compartir sus aventuras del fin de semana, las noches de juerga, los programas desesperantes de la televisión que aunque no les gusta ver les encanta comentar durante horas…
Y yo… todo sin salir de casa. Menudo fiestón! Ha sido la primera gran fiesta de una estirpe de fiestas que prometo perdurará cual antigua tradición, aunque acabe de comenzar. Celebramos la noche alrededor del fuego del horno del pan, vigilando el punto de las pizzas, mezclado el fuego con la masa de pan, las brasas y los champiñones. Velas y fuego fue la base de la fiesta, un par de tortillas, un sencillo bizcocho cubierto de chocolate, grandes ensaladas de la huerta con un par de tenedores para compartir, y las pizzas, y por supuesto, algo para beber y tal… El ambiente era de fiesta del año catapún, como si la hubiesen organizado los antiguos habitantes de la casa, como una navidad de aquellas de antaño. Parecia una cueva, la comida era rústica, la ambientación, más primitiva imposible, todo exquisito sorpresivamente, y nosotras encantadas (como siempre, las personas humanas). Fue la primera noche que pasé más de un instante en esa casa, cuya negrura y soledad asusta, la primera vez que encendía el horno, que vaya simpático, salía humo por entre la pared (ahora ya sé mejor el tipo de reparación que tengo que hacer), la primera vez que cocinaba algo en él, la primera vez que hago una fiesta desde que vivo aquí, en Va.l.le, y además hacía ya muchos años que no tenía felicidad suficiente como para celebrar un año más. Ahora estoy pletórica, llena de mí. Al día siguiente, con ese sol de agosto que tenemos gracias a que en agosto nevó, tumbada en la hamaca con el eterno Teo, descansé.
Y yo… todo sin salir de casa. Menudo fiestón! Ha sido la primera gran fiesta de una estirpe de fiestas que prometo perdurará cual antigua tradición, aunque acabe de comenzar. Celebramos la noche alrededor del fuego del horno del pan, vigilando el punto de las pizzas, mezclado el fuego con la masa de pan, las brasas y los champiñones. Velas y fuego fue la base de la fiesta, un par de tortillas, un sencillo bizcocho cubierto de chocolate, grandes ensaladas de la huerta con un par de tenedores para compartir, y las pizzas, y por supuesto, algo para beber y tal… El ambiente era de fiesta del año catapún, como si la hubiesen organizado los antiguos habitantes de la casa, como una navidad de aquellas de antaño. Parecia una cueva, la comida era rústica, la ambientación, más primitiva imposible, todo exquisito sorpresivamente, y nosotras encantadas (como siempre, las personas humanas). Fue la primera noche que pasé más de un instante en esa casa, cuya negrura y soledad asusta, la primera vez que encendía el horno, que vaya simpático, salía humo por entre la pared (ahora ya sé mejor el tipo de reparación que tengo que hacer), la primera vez que cocinaba algo en él, la primera vez que hago una fiesta desde que vivo aquí, en Va.l.le, y además hacía ya muchos años que no tenía felicidad suficiente como para celebrar un año más. Ahora estoy pletórica, llena de mí. Al día siguiente, con ese sol de agosto que tenemos gracias a que en agosto nevó, tumbada en la hamaca con el eterno Teo, descansé.
2 comentarios:
Qué maravilla, Laura. Esa una fiesta de las de verdad, de las que se recuerdan con un cariño... y ya para qué comentarte el tema de las ensaladas de la huerta, las pizzas en ese horno... yo es que no tengo palabras, eso debió de ser el paraíso. Eso es una fiesta, lo demás son sucedáneos.
Yo quierooooo!
Uhmmm, ¡qué buena pinta esa fiesta! Uhmm, ¡qué hambre y que ganas de disfrutar entre amigos! Tal como la describes, parece que estuvo muy bien la cosa... ¡Muchas felicidades!
Y muchos besos
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