Nada como un ligero temblor bajo los pies, nada como una sacudida súbita, para que algo que se había salido de su lugar natural, vuelva a él. Parece que siempre es bueno actuar con suavidad, sin afectar, pero precisamente, no se afecta. A veces cierta violencia es necesaria para que la naturaleza siga su curso. De nuevo soy yo, de nuevo estoy en mi sitio, y poco a poco iré deslizándome fuera de él, descolocándome, hasta la siguiente sacudida que me haga despertar, volver en mi.
Sigue lloviendo, no para desde el viernes por la tarde, el mundo a mi alrededor rebosa agua, el río baja atolondrado, blanco, marrón, turbio, espumoso, fuera de sí, como lleno de enfervorecida alegría o quizás turbulenta rabia, no se sabe distinguir, en realidad son lo mismo: pasión. Los frutales partidos a la mitad por el peso de la nieve reclaman a lo bruto la falta de poda, nueva muerte y renacer.
Viva la primavera!!
3 comentarios:
Muy bien expresada la llegada de la primavera a lo bestia. Como aquello que dicen del elefante que entra en una cacharrería.
Personalmemte prefiero ver a la primavera entrando de puntillas, sin estrépitos. Estallando en silencio y como a cámara lenta.
Preciosa la foto.La flor parece de papel.
Bonita tu primavera con su revolución: crea y destruye y vuelve a crear. ¡Me gusta!
¡Una foto preciosa!
Viva!!!
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