jueves, 2 de abril de 2009

tazones





Compré una desbrozadora pequeña en Villaviciosa y la mujer que me la vendió fue concisa, concreta, amable y eficaz, a veces pienso que las mujeres son más fáciles de tratar. Con ellas me resulta cómodo negociar y hablar, todo es más sencillo y diría yo, que mejor. Aprovechamos el viaje para acercarnos a Tazones a cenar, porque era hora, y puesto que arreglé el móvil, pude hacer fotos, cosa que me hace muy feliz. La foto de arriba es un cerezo en plena explosión primaveral en Zurea, y las otras de la ría de Villaviciosa.
Descubrimos por el camino que un estanque es un remanso de vida, y que cenar demasiado tiene sus consecuencias...

1 comentario:

hacefalta dijo...

Pues sí, estoy de acuerdo contigo en que los estanques guardan una vida a medio camino entre la quietud y el pésame. Ya con nenúfares me vuelven loco. Son pequeños mundos olvidados que me recuerdan a una magnífica serie: "Los Fraguel". Ahora, para inframundos los charquinos de las rocas de la playa a bajamar. SON PRECIOSOS. Son como guarderías en espera de pleamares.
No nos has contado lo más importante, ¿qué cenastis? En efecto, cenar demasiado tiene sus consecuencias. Pero peor aún resulta cenar demasiado poco...
Buen finde. Besos.