martes, 21 de diciembre de 2010

Fontaneros serrando tubos en el desván. El bizcocho del horno huele a dulce mientras el fuego crepita, alegre, enfrentando el frio del invierno.


Mi barriga como una enorme calabaza ya se mueve menos y molesta más. Baja y se mete entre mis piernas haciéndome sentir que soy un tentetieso redondo, que camina bamboleándose.

Espero, desespero. ..Me concentro en mis molestias, dolores pequeños, indescriptibles minúsculos cambios en mi cuerpo que no llegan a ser cambios definitivos y que no anuncian el momento tan esperado. Llegó la luna llena y nos preguntamos si haríamos mal las cuentas, pues no vino de la mano de la niña, que parece dormir a gusto en el centro de mi cuerpo sin tener ningún interés por salir.

Los días se hacen más largos con la espera. El teléfono suena y los cercanos preguntan: “¿YA?” Pero no, aún no. Difícil distraerse de esta espera. Incluso algo inapetentes pasan estos días de invierno. Menos mal, que al menos no ha nevado para complicarlo todo más…

Pues eso, así seguimos.

3 comentarios:

Lukosh dijo...

Yo también tardé en salir bastante más de lo que hubiera querido mi madre (casi 1 mes)... Creo que me estaba viendo venir que lo de fuera era mucho más frío que donde yo me encontraba.

¡Ánimo, ya queda poco! Espero que todo salga fenomenal y disfrutéis un montón con la llegada de vuestro ser querido.

¡Besinos y forza!

Anónimo dijo...

Mis deseos de que todo salga bien y que disfrutes mucho del parto, es un gran momento, aunque algunas veces puede resultar agotador.
Ana

La Abuela Brigadista dijo...

Laurita,tu madre ya me envio la foto de tu preciosa nena.

Enhorabuena y un fuerte abrazo

Teresa