Tengo días inquietos, siento cambios venir e instalarse, y no sé si sabré adaptarme. Es curioso lo del miedo a lo desconocido, por qué será así?. Siempre he sabido adaptarme a los cambios y de hecho he cambiado mucho de vida, al final puedo estar horas contando aventuras porque he hecho muchas cosas distintas, y mal que bien, he sabido estar en todos los sitios. Realmente nunca hay nada de lo que arrepentirse, porque hagas lo que hagas y decidas lo que decidas, vives. Eso es lo único importante, vivir. Por eso es ridículo tener miedo, puesto que a no ser que arriesgues tu vida, de una manera u otra seguirás viviendo!. Quizás tengamos miedo nada más que a nuestro propio sufrimiento, como a la enfermedad y la muerte. Por eso será que era esto lo que más preocupaba a Siddharta, antes de iluminarse cual bombillita navideña, y alcanzar ese nirvana en ausencia total de sufrimiento. Lo que está claro es que sin sufrimiento se aprende mucho menos, por no decir nada, y que una vez iluminado ya no hace falta aprender más, ni por tanto, sufrir.
A veces nos aferramos a las rutinas y cualquier cosa que se salga de ellas nos aterran, hay muchas patologías de este tipo. De hecho me pregunto qué habrá cambiado en las rutinas de mi vecino, para que ahora salga con mascarilla a la calle. Está claro que tiene miedo a infectarse o contagiarse o contaminarse, pero por qué? lleva toda su vida viviendo en el mismo pueblo!. Así que deduzco que su vida ha sufrido algún cambio. En principio lo que se me vino a la mente fue que alguien le ha comprado una televisión y ha empezado a ver los programas mañaneros esos que son como fábricas de hipocondríacos, sobre todo señoras de mediana edad que ven la tele mientras planchan.
Pero a lo que yo iba, las rutinas, las costumbres, lo conocido, incluso lo de toda la vida. Me pregunto por qué razón nos resultará tan cómodo y nos cuesta tan poco trabajo adecuarnos a ellas y acompasar nuestra vida a las rutinas. En un par de días de vacaciones creamos rutinas y costumbres vacacionales! Y además, puesto que nuestra cultura se basa en las costumbres, son consideradas de gran importancia las manías de la gente de los pueblos de hacer no-sé-qué cosas en no-sé-qué día, y tal.
Parezme a mí, que la vida es mucho más interesante si no se repite nada, y cada día es nuevo como nosotras, que cada día somos nuevas, pero sería inabarcable por la memoria, y sí que parece admitido que si no lo recordamos, no es importante. En realidad nos encanta recordar cosas para darles importancia, y de ahí las fotos, los vídeos, youtube, los albumes, diarios, etc. Como si aprisionaramos la realidad en un recuerdo para convertirla en real y separarla de lo que fue un sueño o una ilusión.
Y entonces no vivimos ni los sueños ni las ilusiones, porque los separamos de la realidad, y no los consideramos serios e importantes. Hay personas que sí lo hacen pero se convierten en inadaptados y la sociedad les rechaza, a no ser que sepan convertir su habilidad en dinero, claro.
Bueno, sé que me repito, me pregunto si avanzo en mis pensamientos o si sólo doy vueltas, vosotras sabréis, yo no soy capaz.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
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4 comentarios:
Bufff, con este post me has dado donde más me duele. En mi inmovilidad y mi miedo a cambiar algunas de mis rutinas.
Parece que tú, dentro de los miedos, afrontas "bien" los cambios.
Yo los cambios superficiales (de sitio, de trabajo, de casa, etc.) los soporto bien y no les tengo miedo. Pero sí tengo miedo a los cambios en las relaciones. Creo que la infancia en este sentido me ha marcado bastante, la "inestabilidad" de los sentimientos de esas épocas ahora me llevan a tratar de crear una "estabilidad", que tal vez sea ficticia, pero que en cierto modo la necesito para vivir, aún a sabiendas que todo se acaba y todo cambia. Y que las relaciones son precisamente de lo más mutante.
Ese miedo es verdad que no nos enriquece en absoluto, aunque tampoco sé si el no tenerlo lo haría. Es una duda que también tengo.
Me gusta mucho cómo has descrito este sentimiento, que creo que mucho tenemos, y el ejemplo de tu vecino, ¿qué le habrá pasado por la cabeza?
Mil gracias por compartir tus ideas, ¡mola!
maja!
Me llama la atención la inestabilidad emocional de tu infancia. La tendría yo también? Yo nunca supe cómo me sentía entonces, ante los cambios, y tampoco lo sé ahora. A veces me gustaría mirar, como Mr Scrooge, al pasado, al navidad pasada. Cómo era yo? cómo me sentía cuando me preguntaba la típica señora molesta y cotillona con uña larga en el dedo índice: "no quieres que tus padres vuelvan a estar juntos?". Lo único que recuerdo claramente es que sentía que aquella señora era una petarda metomentodo, y lo sigo pensando. Pero sobre mí...nada sé.
Qué bonito ye compartir,je.
Masbesosmás
Yo creo que la inestabilidad no viene tanto por el hecho del divorcio en sí, porque podría ser "civilizado" y, de este modo, no afectar a los niños. Creo que viene más bien por el estado mental de los progenitores o de alguno de los dos progenitores tras la ruptura... Eso me parece que daña la estabilidad emocional del niño, y ese daño después, en cada uno se manifiesta con sus propias carencias/necesidades...
Bueno, ya estoy otra vez con el rollo.
A mí, personalmente, sí me han afectado dichos problemas y ahora busco tranquilidad, muuuuuuucha tranquilidad.
Besinis y buen fin de semana
Cambia ,todo cambia.
Un beso
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