El portal de marqués de casa valdés número 47 huele igual que olía el de al lado. Dice la que allí vive que huele a humedad, pero a mí me huele a bisabuela, a infancia lejana y a tiempos que nunca conocí. A muebles oscuros y colección de abuelitas, a piano elegante pero desafinado y a colacao con galletas. A gatos hambrientos y libres que viven en los tejados. A mantas de lana y tapices y alfombras de nudo. A techo de cocina azul y clases de inglés, a consulta de médico estrecha y larga e incomprensible. A garaje con coches imposibles y caros, a raqueta de tenis y a pasteles.
Ahora empiezo la nueva vida con ganas de no trabajar y en tres dias ya tenía trabajo. No hay como (no) querer para tener. Parece el futuro se reune con el pasado en marqués de casa valdés, sorpresa misteriosa tras la puerta de una decisión.
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2 comentarios:
Suerte detrás de esa puerta. No me cabe duda de que la tendrás.
Muy bonita descripción, me sentí transportado a esas estancias.
Esa descripción de olores, colores, sensaciones y esencias la comparto punto por punto... Me ha gustado mucho leerla.
¿Qué hacías por esos lares si ya no hay nada de todo aquello?
Espero que el trabajo sea bueno y agradable y te dé, al menos, alguna satisfacción.
¡Besinis con recuerdos!
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