sábado, 6 de marzo de 2010

manolita lechevre

Soñé sueños pesados, con nubes de tormenta negras que se revolvían, en la playa de Cadiz, con bebés que hablaban mucho y con amigos, pero muy confuso. Igual de confusa me levanté y me fui a ordeñar a la cabra. Sí, la cabra. Javi nos prestó una cabra para que la ordeñáramos, y desde el lunes está aquí. A la cabra no le gusta que le ordeñen pues nunca nadie lo hizo. Si puede se pone a saltar y te tira la cazuela de la leche. Eso me hizo hoy, aprovechando que yo estaba confusa, me tiró al suelo la mitad de la leche, para solaz de Claudio, el gato, qeu siempre anda rondando la cazuela porque tiene hambre y aquello huele bien.
La cabra y yo por fín tenemos rutina en nuestra vida. A las ocho y a las ocho, ordeñar a la cabra. A las ocho y a las ocho, pelea con todas mis fuerzas para sujetarla con mi cuerpo, cojerle la pata con una mano y en la otra la teta, en el suelo la cazuela, muy complicada la operación, para que al final te tire el valioso premio, pero escaso, unos 600ml cada vez, al suelo sucio de la cuadra, entre hierba, y caca de cabra. ASí que hoy no hay queso, porque 300ml son una miseria, y aqui tengo el café con leche, que no hay mal que por bien no venga, esperando.
Ahora el dia empieza ordenado, con un orden claro: primero ordeñar, luego desayunar, luego dar de comer a las gallinas y los gatos, recebar la sidra, e ir para la huerta, a echar la mañana, si hace bueno. Hoy como es sábado, tengo ganas de bajar al mercado, me salto esta parte. Luego comer, y por la tarde, de nuevo huerta o hacer olivada, o podar, o cualquier labor hasta que llega la hora de encerrar a las gallinas, llevar a la cabra a la cuadra, y descansar un poco hasta la hora de ordeñar. Y fin de la jornada. Agotadora, tengo agujetas por todo el cuerpo.

1 comentario:

Max dijo...

muy bueno, felicitaciones
pasate http://www.relatosdeundesquiciado.blogspot.com/